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Inspirado en mi abuela

  • Writer: Martha Caceres
    Martha Caceres
  • Mar 27, 2022
  • 4 min read


Cerinza es un lugar hermoso al que voy desde que era una niña, está ubicado en Boyacá, a unas horas de Bogotá. Es un lugar donde el pasado y el presente están representados en las dos casas de la finca; la casa de adobe, donde mi papá y mis tíos vivieron cuando niños y la otra casa, que construyeron un poco antes de que yo naciera. Es un lugar donde el tiempo se detiene y te sientes en perfecta armonía con la tierra, las montañas, los árboles de frutas y los animales. Una vez fuimos a visitar a los abuelos, yo tendría unos 7 años. Ese día, mientras caminaba y jugaba con mi hermano, cerca de la casa de adobe, vi en la tierra a un pequeño pájaro, sus ojos estaban medio cerrados, estaba muriendo, pero todavía respiraba. Lo tomé con delicadeza y se lo llevé a mi abuela quien estaba preparando el almuerzo en la otra casa. A mi abuela, la recuerdo cálida y fuerte, con su pelo largo y negro peinado con dos trenzas. Su sombrero y su ruana, le daban ese aire de matrona, como una vez la describió una de mis primas. Mi abuela conocía los misterios de la naturaleza, la luna le avisaba en que momento cultivar la tierra, y la tierra la bendecía con maíz, papa y las más deliciosas curubas. Con ese amor que le tenía a los animales, mi abuela puso al pequeño pájaro en su pecho, a la altura de su corazón, con cariño lo cubrió con su blusa y su ruana y lo tuvo en su pecho toda la tarde. En la noche el pájaro había vuelto a abrir los ojos y mi abuela me aseguró que iba a volver a volar muy pronto. Ese día con mis ideas de niña, pensé que mi abuela tenía un poder especial, y que ese poder salía de su corazón.


Con el tiempo me di cuenta que mis ideas de niña no estaban tan lejos de la realidad. Es más, me convencí que no solo mi abuela tenía un poder especial en su corazón, todas las mujeres que he conocido lo tienen y estoy segura, todas las mujeres del mundo. Con un poder que solo sale del corazón mi otra abuela crió once hijos, a punta de ternura, amor incondicional y fortaleza. Con el mismo poder, mi mamá, sin importar la situación, se levanta todos los días a ponerle el pecho a la vida, con humor, dulzura y determinación. He sido testigo de su poder cuando lee mis pensamientos, cuando yo la pienso y ella me llama, cuando estoy triste y ella me escribe, cuando hago preguntas en mi mente y ella me da la respuesta como si yo hubiera pensado en voz alta. He visto también el poder del corazón en mis tías, primas y amigas. La intelectual, la líder, la que enseña, la empresaria, la viajera, la escritora, la poeta, la que sueña mundos de colores y los pone en papel. He visto el poder del corazón en la que mueve sentimientos con la música, la que ama hornear dulces y tortas, la que está conectada con la luna, la que devora libros, la que ama la naturaleza, la que cura con sus manos, la tejedora de sueños, chales y trenzas, la que da a luz a hijos y a proyectos.


He visto el poder del corazón en mis amigas bailarinas, las que bailan cuando están felices y también cuando están tristes, las que te impulsan a dejar atrás los miedos, te toman de la mano y salen a bailar contigo en el escenario y una vez ahí, hacen brillar el lugar entero con su luz. Las mismas que me mostraron que así como los vestidos de danza, la belleza y sensualidad de la mujer viene en todas las formas y colores. He visto el poder del corazón en mi profesora de danza, quien nos demostró, de muchas maneras, que no hay nada imposible si le pones pasión, constancia y amor, o en mi consejera y guía, quien me enseña todo el tiempo que la solución a mis dudas está dentro de mí y que al final, el corazón tiene la mejor respuesta.


Todas estas maravillosas mujeres han utilizado la fuerza de su corazón en muchos momentos, cuando han librado las batallas de la vida, cuando han caído y se han vuelto a levantar. Cuando han permitido que sus lágrimas purifiquen su tristeza para así volver a sonreír. Cuando han usado su intuición para para afrontar los desafíos de la vida. Cuando han entregado su corazón a sus más grandes amores. Estas extraordinarias mujeres han probado las desilusiones y las alegrías de la vida, y por eso ahora son más fuertes y sabias.


Gracias abuela porque me enseñaste que la tierra también es mi madre, me mostraste que es nuestra proveedora, que somos parte de los árboles y las montañas. Gracias por enseñarme que tenemos una conexión con los animales, con el sol, con la luna y con todos los seres de la tierra. Gracias madre por mostrarme que la verdadera fuerza viene de adentro, viene del alma. Gracias a cada una de estas mujeres maravillosas por ser capaces de mover montañas con su amor, creatividad y dulzura. Gracias a cada una por aportar su sabiduría, luz, magia, y belleza para hacer de este mundo un lugar aún más hermoso. Gracias por amar con todo su corazón, gracias porque aún en circunstancias difíciles, deciden volver a empezar y salir a iluminar el mundo con su sonrisa. Que honor ser tu nieta, tu hija, tu sobrina, tu prima, tu amiga. Que maravilla sentir que en la red de hilos de amor que conforman este universo, tú y yo estamos conectadas.


 
 
 

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