La Danza de la Libélula
- Martha Caceres
- Oct 9, 2021
- 2 min read
Updated: Jan 8, 2022

Las libélulas siempre han tenido un significado muy valioso para mí. Cada vez que aparecen en mi vida me transmiten una sensación de tranquilidad y paz: como cuando iba a viajar por primera vez fuera del país y había una libélula volando justo al lado de la ventana del avión antes de despegar o cuando le hablaba a mi papá mirando al cielo y una libélula empezó a volar a mi alrededor. O cuando este ser de alas tornasol se posó sobre el carro, antes de empezar un largo viaje por carretera con mi esposo.
Pero además de considerarlas mensajeras del infinito, también tienen una simbología muy profunda. Estos seres maravillosos, antes de volar con sus alas de colores, han estado por mucho tiempo, incluso años, como ninfas en el agua cambiando muchas veces de piel. En su última muda, sus alas se despliegan poco a poco y pueden volar. El vuelo de la libélula es preciso, fluido y lleno de belleza. Su tiempo es corto, la vida adulta de una libélula dura solo unas semanas, por eso cuando las vemos en el cielo pareciera que estuvieran danzando con alegría, disfrutando cada segundo de su existencia.
Es por esto que la libélula simboliza libertad y plenitud. Simboliza el proceso que todos vivimos al transformar, al dejar atrás nuestras antiguas formas de ser o de ver la vida. Cuando morimos para volver a nacer (usualmente después de pruebas muy duras). Cuando dejamos atrás lo que nos da comodidad, lo conocido y nos lanzamos a lo desconocido, porque sabemos que queremos volar, porque sabemos que tenemos alas para hacerlo y porque una vez lo hacemos entendemos porque la vida con su sabiduría nos hizo cambiar de piel tantas veces.
Que la libélula nos recuerde nuestros procesos, nuestras transformaciones, las alas que tenemos para volar y lo valioso que es vivir el presente en este efímero paso por la tierra.
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